
La correcta celebración de asambleas de socios o de accionistas es una de las prácticas más importantes —y a la vez más descuidadas— en la vida jurídica de una empresa. De ellas dependen decisiones clave: nombramientos, aprobación de estados financieros, aumentos y reducciones de capital, fusiones, disoluciones o incluso la validez de operaciones corporativas ante autoridades y bancos.
¿Por qué importa en la práctica?
Una sociedad que no celebra ni documenta sus asambleas regularmente corre el riesgo de perder formalidad jurídica y de estar en incumplimiento legal. Además, sin actas debidamente protocolizadas y registradas, las decisiones carecen de validez frente a terceros.
Dominar el proceso de asambleas no es solo cumplir una formalidad: es garantizar la legitimidad de las decisiones sociales y proteger los intereses de los socios o accionistas. En la práctica profesional, los abogados corporativos que saben organizar, conducir y documentar asambleas con rigor y eficiencia son altamente valorados en despachos, notarías y empresas.
Conceptos esenciales.
Asamblea de socios o accionistas: Órgano supremo de la sociedad, donde se toman decisiones estratégicas.
Convocatoria: Acto formal mediante el cual se cita a los socios o accionistas con los requisitos y plazos establecidos en la ley y en los estatutos.
Quórum de asistencia: Número mínimo de socios o acciones representadas para que la asamblea pueda sesionar válidamente.
Acta de asamblea: Documento que contiene el desarrollo, acuerdos y firmas de la reunión.
Protocolo notarial: Procedimiento para elevar a instrumento público las actas y registrarlas en el Registro Público de Comercio.
Ejemplos prácticos.
Caso 1: Una sociedad no celebra ni registra el acta de aumento de capital y el SAT rechaza la actualización de sus datos fiscales.
Caso 2: Una asamblea extraordinaria aprueba la venta de un inmueble sin verificar el quórum legal, generando la nulidad del acuerdo.
Caso 3: Un abogado corporativo documenta correctamente la aprobación de estados financieros y evita sanciones por incumplimiento de obligaciones societarias.
Estos casos reflejan cómo una correcta gestión de asambleas asegura la continuidad y legalidad de las operaciones empresariales.
Errores frecuentes:
1. Convocar con plazos o medios distintos a los previstos en los estatutos.
Cada sociedad tiene reglas específicas sobre quién puede convocar, cómo debe hacerse la convocatoria y con cuánta anticipación. En las sociedades anónimas, la Ley General de Sociedades Mercantiles exige que la convocatoria se publique en el sistema electrónico de la Secretaría de Economía, con al menos 15 días naturales de anticipación, salvo disposición distinta que al efecto se contemple de forma expresa en los estatutos sociales.
Si la convocatoria no cumple esos requisitos, la asamblea puede ser impugnada o declarada nula.
Recomendación: revisa los estatutos antes de emitir la convocatoria y conserva evidencia del medio y fecha de publicación.
2. No verificar el quórum ni las representaciones antes de iniciar la sesión.
Muchas asambleas se celebran sin comprobar que exista quórum legal o estatutario, es decir, el número mínimo de socios o acciones representadas para sesionar. Además, en ocasiones los poderes de los representantes no se revisan adecuadamente.
El resultado: acuerdos inválidos o impugnables por socios ausentes.
Recomendación: antes de iniciar, verifica la asistencia y representación mediante lista de asistencia firmada; si no hay quórum, levanta constancia y convoca a segunda convocatoria conforme a lo dispuesto en los estatutos o en la ley.
3. No protocolizar ni registrar las actas cuando la ley lo exige.
Las asambleas extraordinarias que modifican estatutos sociales deben protocolizarse ante notario público e inscribirse en el Registro Público de Comercio. Muchas empresas omiten este paso, dejando sin efectos legales sus acuerdos.
Esto puede generar consecuencias graves: por ejemplo, aumentos de capital o cambios de administración sin validez frente a terceros.
Recomendación: distingue entre actas ordinarias y extraordinarias, y lleva control de las que requieren formalización notarial.
Preguntas y respuestas:
¿Cuál es la diferencia entre asamblea ordinaria y extraordinaria?
La ordinaria trata asuntos regulares (estados financieros, nombramientos, informes), mientras que la extraordinaria aborda temas que modifican los estatutos o la estructura social (aumento de capital, fusiones, disoluciones, etc.).
¿Quién puede convocar una asamblea?
Generalmente el administrador, el consejo o el comisario; aunque socios, bajo ciertos porcentajes, también tienen derecho.
¿Es obligatorio protocolizar las actas?
Las ordinarias no siempre, pero las extraordinarias que modifican estatutos sí deben protocolizarse ante notario e inscribirse en el Registro Público de Comercio.
Las asambleas son la voz jurídica de la empresa. Dominar su organización y documentación te permitirá ejercer con rigor, prevenir conflictos y fortalecer la formalidad corporativa de tus clientes o negocios.
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